Ir al contenido principal

Entradas

El arte de escribir sin saber de qué escribir

El arte de escribir sin saber de qué escribir. Una de mis tantas terapias. Conversaciones inacabadas, relaciones que van en ascenso y otras que se desmoronan sobre el suelo. Todo esto y más, en un mundo donde hay muchas injusticias y que por lo general los implicados en esas mismas injusticias son los que, a veces sin saberlo, terminan siendo los más perjudicados. Este tema no es nada nuevo, y creo que la mayoría de ustedes, los lectores, los fieles y constantes lectores, saben bien de lo que aquí se habla. Se trata de hacer lo mejor para evitar todo tipo de injusticia, pero lamentablemente les digo que es un camino sin fin, es decir, por más que uno haga todo lo posible para mejorar un montón de aspectos y situaciones del mundo cotidiano en el que vivimos, no somos Superman, no tenemos capa. ¿Cómo sería el mundo si hubiese existido Superman?  Supongo (porque todo lo que voy a decir es válido solo en el mundo de los cómics y el cine) que sería mucho más justo el mundo, seguramente la v
Entradas recientes

¿Debería tenerle miedo a la muerte?

<<I am not frightened of dying. Anytime will do, I don’t mind… ¿Why should I be frightened of dying?>> <<No tengo miedo de morir. En cualquier momento, no me importa… ¿Por qué debo tener miedo a morir?>> PINK FLOYD. Y de repente estaba ahí, sentado frente al espejo, todo se me hacía tan confuso. No entendía por qué estaba encerrado entre cuatro paredes esperando que alguien (de no sé dónde) me rescatara.  Era un cuarto especial, como ningún otro, paredes amarillas y no necesariamente pintadas sino de mugre, en una de ellas había un espejo largo con manchas imposibles de sacar y, enfrente, una silla de madera vieja. Todo daba la impresión de tener siglos ahí, la silla comida por las polillas y el olor asqueroso a orina que provenía del váter, que se encontraba a escasos metros detrás de mí. ¿Qué hacía ahí? De verdad me lo preguntaba, pero no daba con la respuesta. No sé por qué estaba ahí, o capaz que sí lo sé y no lo recordaba, me sentía como drogado, debió ser

Me he tomado un tiempo...

Hola, ¿cómo estas? hace bastante que no escribo por acá, sin embargo eso no quiere decir que no lo este haciendo. Si bien es cierto que pasé varios meses sin escribir, intenté de que el tiempo no escribiendo sea el menor. Ya paso un poco más de un año desde mi última publicación en el blog. Cuando armé esa publicación recuerdo que no estaba muy seguro del contenido, la clásica, siempre me pasa lo mismo y me pregunto "¿estará bueno esto? ¿Alguien lo leerá completo o lo deja a medio camino porque se aburrió?". Y así estoy un buen rato, hasta que por un impulso muchas veces nato, otras veces desconocido, digo "ta, ya está, lo tengo que publicar". Lo hago y siento un gran alivio, esa sensación de que terminé un trabajo y no sé qué tan bien me habrá quedado, pero lo que siempre destaco es que lo hice como quise hacerlo. Algo que espero no me pase es quedarme sin ganas de escribir.  Como dije al principio, escribí menos, pero escribí. Entonces en estos días voy a ir publi

Luis y su historia parte 1

  I La sala de psiquiatría está llena de gente, más de lo habitual, sobre todo en tiempos de pandemia. Odio tener que estar metido aca horas y horas esperando que aparezca la doctora.  A veces pienso que las horas se transforman en días en esta sala de espera.  Por suerte la doctora ya me atendió, estaba todo en orden, me dejó la medicación igual al mes pasado, las mismas dosis, las mismas pastillas. Por momentos me cansa el tener que tomar las pastillas, sobre todo la de la noche. Aunque soy consciente de que de no tomarla, me veré obligado a entablar una conversación con la psiquiatra de turno del sector de urgencias del hospital. Otra cosa de la que soy consciente es, que si llego a esa situación (la de intentar conversar con la psiquiatra de turno), es porque ya es demasiado tarde, es decir…, está pasando de nuevo. Lo peor no es que pase nuevamente, sino que todos a mi alrededor se percatan de lo que está pasando y el único que no lo hace, soy yo. Es en esos momentos, en que me pre

El cuentista

El siguiente cuento fue publicado en Venezuela, México, Argentina, Chile y Paraguay en revistas digitales. De fondo sonaba un viejo blues versionado por un gran músico pero que es poco conocido, o simplemente se lo conoce por esa versión de un clásico de la música. Él se encontraba escribiendo uno de sus últimos cuentos. Sentía una enorme satisfacción cada vez que se sentaba frente a su computadora con una hoja en blanco para rellenar de imaginación. Siempre escribía con jazz o blues de base, pues la melodía lo inspiraba y acompañaba. A la izquierda de su ordenador estaba el cenicero lleno de colillas de cigarros, y apoyado en uno de los huecos había un cigarrillo recién encendido, se daba dos pitadas y seguía tipeando. Sin saber cómo habían pasado las horas, se empezó a sentir molesto. Sintió que algo se deslizaba por su hombro izquierdo, y el frío en el dormitorio reinó ante todo. Siguió con su historia, casi que evadiendo lo que estaba ocurriendo. Esa cosa seguía trepando por su ext

La pastilla

  La Pastilla.       Se encontraba nervioso, desesperado, lo único que tenía que hacer era tomar su pastilla. No la encontraba. Tampoco recordaba dónde la había dejado, o quizás se le terminó el blister y debía ir a comprar más a la farmacia del hospital. El mismo quedaba un poco a contramano para él, prácticamente en el otro extremo de la ciudad. Si te estabas muriendo, pues sabías que tenías por lo menos una hora y media de viaje y que debías encontrar la manera de sobrevivir durante el trayecto.   El punto es, que tenía que encontrar esa pastilla.   ¿Para qué servía esa pastilla? ¿ Recuerda la función que cumple en su organismo, o simplemente está tan acostumbrado a tomarla día tras día que el motivo por el que toma la pastilla se le olvidó? No lo tenía muy claro, solo sabía que la debía de tomar. ¿Y qué pasaba si no la tomaba? ¿Algo en él cambiaba? Y si cambia, ¿cambia para bien o para mal? Toda una incógnita que debía de descifrar en tan solo unas horas...Quizá te preguntes: ¿Por

Empleado número dos.

Bueno, ahora sí, acá va el primero de varios cuentos que iré publicando (con el paso de los días, claro está).  Empleado número dos. “I’m gonna try to make it right” Y eso era lo que pensaba hacer, hacerlo bien. Porque ese es mi trabajo como docente, siempre tratar de hacer las cosas bien. Esa frase la extraje de un viejo blues, y es interesante como la música puede hacer del ser humano un esclavo “part time”, como yo, que por ejemplo estoy escribiendo con esa balada blusera de fondo, sentado frente a mi escritorio, por supuesto en la silla negra de cuero, mientras los vestigios de un café me hacen ojitos. A mi izquierda se encuentra mi gato, que duerme placenteramente al lado de mis papeles, los cuales no contienen nada del otro mundo, solo ideas y formas de desarrollarlas en el texto en cuestión. En fin, creo que me he ido por las ramas. Sin más preámbulo dejen que me presente, mi nombre es Eric Fernandez y soy profesor por las mañanas y las tardes. Por las noches me dedico a descans